
La moda de identificar genes para todo irá creciendo, conforme avance la ingeniería genética. Pero estoy seguro que nuestras conductas y nuestras reacciones forman parte de un complejo entramado en el que están presentes, fuertemente entrelazadas, y difícilmente separables, claves filogenéticas, antropológicas, culturales, genéticas, hormonales, etc.
No es tan simple, como ponerlo todo en los genes, o en las hormonas, o en la cultura, o en la religión. Es cierto que hay especies monógamas, como los alcatraces, o las cigüeñas. Y que esta monogamia tiene razones que estén determinadas incluso genéticamente. O, como explica Edward O. Wilson, padre de la sociobiología, que hay especies con especiales dificultades para encontrar alimentos, o que han de hacer grandes migraciones, como las cigüeñas, que son monógamos, porque no pueden permitirse el lujo de perder el tiempo en continuos cortejos.
Si nos aplicamos esto, podríamos decir que los que optamos por la monogamia, lo hacemos porque somos “pobres”. La realidad, es que pocos ricos son monógamos. Pero no nos engañemos, somos potencialmente infieles tanto hombres como mujeres, porque la carne de vaca puede ser un manjar, ¡pero todos los días! De vez en cuando una merluzita por ahi no viene mal… Lo que ocurre es que la merluzita suele salir muy caro, en todos los sentidos.
No es tan simple, como ponerlo todo en los genes, o en las hormonas, o en la cultura, o en la religión. Es cierto que hay especies monógamas, como los alcatraces, o las cigüeñas. Y que esta monogamia tiene razones que estén determinadas incluso genéticamente. O, como explica Edward O. Wilson, padre de la sociobiología, que hay especies con especiales dificultades para encontrar alimentos, o que han de hacer grandes migraciones, como las cigüeñas, que son monógamos, porque no pueden permitirse el lujo de perder el tiempo en continuos cortejos.
Si nos aplicamos esto, podríamos decir que los que optamos por la monogamia, lo hacemos porque somos “pobres”. La realidad, es que pocos ricos son monógamos. Pero no nos engañemos, somos potencialmente infieles tanto hombres como mujeres, porque la carne de vaca puede ser un manjar, ¡pero todos los días! De vez en cuando una merluzita por ahi no viene mal… Lo que ocurre es que la merluzita suele salir muy caro, en todos los sentidos.
