
Los amores de verano, son esos romances fugaces que tenemos durante las vacaciones, con alguien que conocimos en ese momento y que nos dejan hermosos recuerdos.
La explicación de esta sensación es muy simple, ambos están distendidos, en un ambiente poco conocido y con la mente abierta a nuevas sensaciones y experiencias. Muchas de estas relaciones se acaban cuando cada uno retorna a su hogar, pero hoy en día con el avance de las comunicaciones, los correos electrónicos y celular, muchas relaciones se mantienen encendidas y hasta llegan a relaciones formales.
La explicación de esta sensación es muy simple, ambos están distendidos, en un ambiente poco conocido y con la mente abierta a nuevas sensaciones y experiencias. Muchas de estas relaciones se acaban cuando cada uno retorna a su hogar, pero hoy en día con el avance de las comunicaciones, los correos electrónicos y celular, muchas relaciones se mantienen encendidas y hasta llegan a relaciones formales.
Los psicólogos explican que se trata de un momento y lugar en donde cada uno se “permite” ser diferente. Acepta otras reglas de juego y hace cosas que el resto del año no estaría dispuesto a hacer. Es como darle vacaciones a nuestros preconceptos amorosos, como aceptar una promesa de amor eterno que no durará más de quince días y lo mismo querer escucharla y disfrutarla.
Es importante tener en claro que estas relaciones están hechas para ser disfrutadas, ya que no hay tiempo para reclamos, ni rutina, ni aburrimiento, y así hacerlo, deleitarse de cada momento y sensación, recordando que como en toda relación que tengamos, debemos protegernos y proteger a la otra persona.
Es importante tener en claro que estas relaciones están hechas para ser disfrutadas, ya que no hay tiempo para reclamos, ni rutina, ni aburrimiento, y así hacerlo, deleitarse de cada momento y sensación, recordando que como en toda relación que tengamos, debemos protegernos y proteger a la otra persona.
¡Hasta el verano que viene!
